La manipulación de la pasión (por el futbol)
La decisión de realizar el Mundial del año 1978 en Argentina fue tomada durante el gobierno peronista (1973-1976). Los militares, después del golpe, heredaron esta decisión pero se sentían incómodos con ella.
Si bien en 1977, el gobierno de Videla declaró el fin de la lucha con la subversión, sus problemas no habían terminado. Miles de exiliados y organismos de derechos humanos internacionales estaban desarrollando lo que se llamó la campaña “antiargentina”. A medida que la fecha del campeonato se iba aproximando, las críticas y denuncias acerca de las violaciones a los derechos humanos fueron creciendo. Para más, la política económica del Ministro Martínez de Hoz no lograba reducir la inflación generando cierto malestar
En esta situación, el Mundial sería la vidriera del país, podía ser un desastre si la imagen interna y externa durante el campeonato no coincidía con la imagen de la Argentina que los militares querían proyectar.
Para evitar cualquier desastre, la propaganda oficial convocó al público a “jugar de argentinos”. En este sentido los militares no fueron defraudados: "la euforia no se mantuvo dentro de los límites deportivos sino que rápidamente desbordó hacia un triunfalismo nacionalista, en un crescendum con final a toda orquesta. Se vieron banderitas argentinas como nunca antes en las canchas y en las calles". (Palermo y Novaro. La Dictadura militar. P. 162)
Para leer: http://www.todoslosmundiales.com.ar/mundiales/1978argentina/1978.htm